La inducción miofascial o la liberación miofascial es una terapia dirigida a las fascias del cuerpo o indirectamente al resto del aparato locomotor y también al resto de estructuras y vísceras. La fascia es un tejido conectivo que rodea los músculos, huesos y articulaciones, vísceras y estructuras nerviosas y vasculares, protegiendo y manteniendo la estructura del cuerpo unida, dándole la forma que tiene.
La terapia miosfascial es un método de evaluación y de tratamiento con movimientos y presiones suaves y sostenidas que elimina las restricciones y equilibra la función corporal alterada.
Una caída, un golpe, una intervención quirúrgica, cicatrices internas y externas, posturas inadecuadas y mantenidas en el tiempo, etc … provocan cambios en la estructura del sistema fascial. Es lo que llamamos disfunción miofascial. Esto puede manifestarse con espasmos, tensiones, contracturas y disfunciones orgánicas.
Al ser un sistema continuo e ininterrumpido que intercomunica los diferentes componentes del cuerpo, este cambio en su estructura, puede producir restricciones o alteraciones incluso a otras partes del cuerpo, alejadas de la zona donde está la lesión.
El fisioterapeuta aplica las manos al cuerpo del paciente de una forma determinada, con el objetivo de dar un estímulo suave y superficial, que provocará unos cambios físico-químicos a nivel del tejido y que le permitirán «desarrollarse» mediante un movimiento también suave pero profundo y liberador. En todo momento el fisioterapeuta va acompañando el movimiento.
En resumen: el fisioterapeuta da una información, un estímulo al cuerpo, para que este recupere por sí mismo su estado de equilibrio o homeostasis.